La Romería de Alanís es una festividad tradicional que se celebra en el último fin de semana de mayo en honor a María Auxiliadora, patrona de la localidad. Durante esta celebración, la imagen de María Auxiliadora es sacada en procesión por las calles de Alanís, acompañada por los vecinos del pueblo y jinetes a caballo.
Una de las particularidades de esta romería es que las carrozas utilizadas no siguen el diseño típico de las romerías convencionales, sino que son más originales y distintivas. Esto significa que las carrozas pueden presentar diseños creativos y temáticas diversas, lo cual añade un toque especial y único a la festividad.
El domingo, María Auxiliadora es trasladada al Parque de San Pedro, donde se lleva a cabo una misa en su honor. Esta misa es un momento importante de la festividad, ya que los devotos se reúnen para rendir homenaje a la virgen y expresar su fe y devoción.
La Romería de Alanís es una oportunidad para que la comunidad local se una en torno a su patrona y celebre su fe de una manera festiva y alegre. Es una tradición arraigada en la localidad y una ocasión importante para los habitantes de Alanís.
Las carrozas
Es interesante saber que se llevaba a cabo en secreto y en un lugar cerrado para mantener la sorpresa y evitar que los vecinos de otras calles pudieran anticipar cómo serían las carrozas.
La rivalidad y la competitividad entre las diferentes calles se evidenciaban en este proceso de construcción. El hecho de dar información falsa y engañar sobre los detalles de las carrozas muestra el nivel de emoción y deseo de superarse entre los participantes. Era una forma de mantener el misterio y no dar ninguna pista sobre el diseño y los adornos de cada carroza.
El uso de flores de papel y madera para la elaboración de las carrozas resalta la creatividad y el esfuerzo que se invertía en su construcción. Este material permite una amplia gama de posibilidades en cuanto a diseños y colores, y se puede manipular de manera que se logren formas y decoraciones llamativas.
Es interesante también saber que las carrozas eran tiradas por bueyes o tractores agrícolas. Esto muestra la importancia de la tradición y la conexión con las raíces rurales de la localidad.
Además, el hecho de que adolescentes vistieran trajes acorde a la temática de cada carroza agrega un elemento de participación activa de la juventud local en la festividad.
El desfile de carrozas
Durante el día del desfile, las carrozas de la Romería de Alanís lucían sus mejores adornos, creando una hermosa estampa en las calles. Junto a ellas, se podían apreciar los tradicionales mantones de Manila, añadiendo aún más color y elegancia a la festividad. Los jinetes, ataviados con trajes típicos andaluces y trajes de gala, también destacaban en el evento. Ellos llevaban la cruz de guía de cada calle y buscaban su respectiva carroza.
Un elemento encantador en la romería eran las niñas vestidas de angelitos, caminando junto a cada caballo y portando lazos cristianos. Las calles de Alanís se llenaban de lazos y aplausos de los vecinos, quienes disfrutaban de la vista y los aromas del romero. La música estaba a cargo de una banda de cornetas y tambores, mientras que los cohetes sonaban en dirección al Ayuntamiento.
Las carrozas salían desde el Ayuntamiento, acompañadas por los vecinos de cada calle. Recorrían las principales calles de Alanís, con numerosos espectadores observando desde sus hogares o desde la calle misma. La gente animaba y entonaba coplas mientras el cortejo pasaba. Los vecinos comentaban con entusiasmo cada detalle de las carrozas, debatiendo sobre cuál era la más encantadora, elegante o impresionante.
Con el paso del tiempo, las carrozas dejaron de ser adornadas exclusivamente con flores de papel, dando paso a elementos más sólidos como madera, plásticos, escayola e incluso metal. También se modernizaron con efectos visuales, incorporando luces, sonido e incluso en algunas ocasiones agua y fuego. Algunas calles aumentaron su presupuesto alquilando trajes de época, lo cual añadía un toque de glamour adicional. Sin embargo, estos avances también conllevaban un aumento en los costos, por lo que se solicitaba ayuda al Ayuntamiento para colaborar en la financiación de la festividad.
La construcción de una carroza requería un gran esfuerzo y trabajo por parte de todos los involucrados. Antiguamente, los vecinos colaboraban en lo que podían, ya sea aportando materiales, herramientas, dinero o habilidades artesanales, como la elaboración de flores de papel o la confección de trajes. El peso principal recaía en la comisión o junta de cada calle, quienes asumían la responsabilidad de coordinar y liderar el proceso.
Todos los participantes dedicaban muchas horas de sueño y un esfuerzo considerable, incluso sacrificando tiempo con sus familias, con el objetivo de lograr una carroza hermosa y destacada en la Romería de Alanís.